La cuarentena potenció esta modalidad de delito que mantiene en alerta al todo el sistema bancario. Recomiendan no dar datos confidenciales por teléfono, correo o SMS.
Si bien las estafas digitales existen desde hace varios años, el aislamiento que generó la pandemia por coronavirus y el incremento de canales de atención al cliente alternativos le abrieron las puertas del delito a bandas especializadas.
Promociones exclusivas, soluciones a inconvenientes operativos y hasta regalos o beneficios son algunas de las estrategias que usan estafadores virtuales para atraer a clientes bancarios y quitarles su dinero, una modalidad que creció en forma preocupante durante los últimos meses y que tiene en alerta a todo el sistema bancario.
«La digitalización masiva de las operaciones producto de la pandemia significó un salto beneficioso para la mayoría de los usuarios porque facilitó la gestión de los trámites bancarios, pero trajo aparejado un aumento de los ciberataques y las campañas de phishing», confiaron desde el Banco Provincia, al ser consultados por Télam sobre este flagelo.
La poca experiencia en el uso de los canales digitales o el incipiente aprendizaje a la hora de acceder al uso de las aplicaciones correspondientes hizo que crecieran la cantidad de estafas.
Si bien son varias las metodologías a la hora de abordar a un cliente, todas tienen un punto en común: los delincuentes se hacen pasar representantes de las entidades financieras para obtener valiosa información que les permita ejecutar sus estafas.
Así, el pedido de contraseñas o información personal, se convierten en una herramienta fundamental para poder robar el dinero que tienen depositado los estafados o solicitar préstamos inmediatos que transfieren a cuentas en el exterior.
Si bien no hay cifras oficiales, se estima que el incremento de este tipo de delitos llegó en algunos bancos a un 500% si se compara con los niveles de enero.