El flamante entrenador dijo: “El crecimiento de años del club se tiene que traducir en resultados, pero ese camino no es mágico”
Los primeros datos para observar tras el cambio de entrenador del Club Atlético Belgrano, parecen obligados: la tabla de promedios y su presente en la Superliga.
Allí se ubicarán los ojos de Pablo Lavallén, quien este martes se puso el buzo para conducir al equipo profesional. En su conferencia de presentación, refirió que su llegada al Pirata está “un escalón arriba” de sus procesos técnicos anteriores, porque se trata de “una institución que creció muchísimo”.
En ese sentido, afirmó que buscará “potenciar el funcionamiento del equipo” y que llega para “pensar en grande”. Luego agregó: “El crecimiento institucional de tantos años debe ser acompañado por el proyecto deportivo. Pero este camino no es mágico, demanda trabajo”.
Surgido de las inferiores de River Plate como futbolista, donde además trabajó como entrenador en divisiones menores, su debut será nada menos que en la Bombonera este domingo, a las 18:05. Ante un Boca Juniors que aún no dejó puntos en el camino en sus seis primeros compromisos, donde sólo recibió un gol.
Con pasado al frente de San Martín de San Juan y Atlético Tucumán, desde la tarde del martes Lavallén se hizo cargo de lo que dejó, por decisión propia, Sebastián Méndez.
En el medio de esta parte de la temporada quedó el fracaso de no haber avanzado en la Copa Argentina, responsabilidad del “Gallego”. Los nueve puntos sumados en el torneo local no parecen ser una suma despreciable en un contexto marcado por un mercado de pases en el que no llegaron grandes refuerzos, a priori “prometidos” por la dirigencia, y algún grupo de cambios positivos, visibles en cómo afrontó los partidos el equipo.
Quedando claro que en el hecho de que el “Pirata” sólo supere a ocho equipos (cuatro de los cuales descenderán) en los promedios, sólo un puñado de responsabilidad es de Méndez. De allí que “los resultados no fueron los esperados”, cómo expresó el exDT, no pueda ser un argumento creíble para su salida, tras el 0-0 en el clásico.