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Coronavirus: a dos meses del inicio de la cuarentena, Alberto Fernández evalúa una nueva prórroga

Evaluará las medidas de restricción, de acuerdo con la evolución de la pandemia y sus diferentes manifestaciones en las provincias, ciudades o distritos.

El aislamiento social obligatorio dispuesto por el gobierno nacional ante el avance del coronavirus cumplirá este miércoles dos meses, en momentos en que el presidente Alberto Fernández evalúa una posible extensión de las medidas de restricción, de acuerdo con la evolución de la pandemia y sus diferentes manifestaciones en las provincias, ciudades o distritos.

El aislamiento social, preventivo y obligatorio fue anunciado el 19 de marzo, pero empezó a regir al día siguiente a través de un Decreto de Necesidad y Urgencia del Poder Ejecutivo, que fue ratificado por el Senado de la Nación la semana pasada en su primera sesión de modo virtual desde la pandemia.

El aislamiento, a partir de su vigencia, fue renovado cada 15 días por el jefe de Estado con distintas restricciones y aperturas, en sintonía con el número de casos registrados en cada distrito del país y siempre luego de hacer consultas con un comité de expertos y epidemiólogos, gobernadores y autoridades del Gobierno porteño.

La medida, inédita en el país, comenzó con la Fase 1 de aislamiento estricto y con el lema «Quedate en casa», que buscó concientizar sobre la necesidad de permanecer en los domicilios y evitar así los contagios.

La excepción fueron los trabajadores de actividades consideradas como «esenciales», es decir las imprescindibles, que siguieron con actividad respetando protocolos de protección para evitar contagios, como en los casos del personal de salud, seguridad, recolección de residuos, transportes, medios de comunicación y la producción de alimentos.

En esa primera fase de la cuarentena, los supermercados y farmacias abrieron en horarios reducidos, y la sugerencia para la población fue que las salidas solo se realicen en esos locales de cercanía, para evitar la aglomeración masiva de personas.

En ese contexto, las calles de pueblos y ciudades quedaron vacías y las medidas de prevención fueron el lavado frecuente de manos, el uso de alcohol en gel y la desinfección de los productos que ingresaban a los hogares.

El distanciamiento social, que implica la separación de un metro y medio entre personas para evitar contagios, fue la medida obligatoria que se impuso en la calle para evitar contraer la enfermedad.

El teletrabajo y la suspensión de las clases en todos los niveles educativos contribuyeron a la ausencia en las calles de niños y estudiantes, que empezaron a recibir material educativo por canales electrónicos.

En la Fase 2, de aislamiento administrativo de la cuarentena, la movilidad de la población pasó del 10 al 25 por ciento, se realizaron nuevas autorizaciones para reanudar actividades, y se dispuso como obligatorio para salir a la calle el uso de tapa nariz y boca, a modo de barbijo, medida dispuesta de manera progresiva en los diferentes distritos del país como nueva forma de protección que se sumó a las que ya regían desde el inicio del aislamiento.

A mediados de abril se dispuso la Fase 3, de segmentación geográfica, en la que se permitió hasta el 50 por ciento de movilidad de las personas y hubo nuevas autorizaciones para reiniciar actividades.

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